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Buscando colegio Parte I - La Directora o el Lobo Feroz





Tu incipiente barriguita de 4 meses es el recordatorio permanente que tu vida va a cambiar y que estás en cuenta regresiva.

Entonces tú de vez en cuando, apartas el presente y te pones a pensar en el futuro. Necesitas cosas nuevas, hacer arreglos, pero sobretodo, necesitas planificar. Para quien no tiene ni remotamente eso como una condición innata, caso de la menda que escribe, el asunto requiere dedicación.

Si todo seguía por el camino que iba, al nacer el bebé yo, irremediablemente, iba a estar desempleada y permanecer así no estaba ni de cerca dentro de mis planes. Como encontrar trabajo además estaba poniéndose cada vez más cuesta arriba por la historia de la crisis y tal, mi plan fue que apenas naciera el vástago, yo empezaría a buscar , si encontraba algo pronto, Ricardo pediría el permiso especial de paternidad y cuidaría al bebé hasta que pudiéramos llevarlo a la guardería.

¡La guardería! Ay Dios! hay que buscar guardería!!! Cuando uno vive en otro país hay cosas que se te escapan y yo no tenía ni la más mínima idea de como iba ese tema aquí. Mi tarea empezó por averiguar dónde había guarderías cerca de casa y cuáles eran los precios de las mismas. Ya que me olía (con tino) que sería un porcentaje importante del ingreso familiar.

El tema del precio es secreto de Estado prácticamente. Después de una búsqueda intensa sólo encontré sitios con fotos, no hubo Dios ni Google que me revelara si una guardería cuesta cien, mil o un millón…

De todo lo que vi en internet seleccioné un par de sitios y allá me fui con la inestimable compañía de mi tía Mary, que iba de testigo además de compañera de diligencias.

Llegamos al primer sitio con mi mini pancita (que en realidad puede pasar por caucho, pero te lo sobas y ya quedas mejor vista) al sitio que me gustaba más, a ver si podía reservar un cupo para mi hijo/a que todavía no era mucho más que un concepto, unas fotos borrosas en blanco y negro y la firme palabra de mi médico.

Nos atendió la Directora del "Centro", porque resulta que se llaman “Centros de Educación Infantil”, no "Guarderías", como todos las conocemos. Así te pueden reventar el bolsillo por “educar” en lugar de sólo por “guardar”.

La mujer fue encantadora de entrada, risueña, me felicitó por mi barriguita, y hasta parecía interesada en mi vida, -Ay, qué emoción, qué cambio. Ya vas a ver, lo que viene es lo mejor y bla bla bla…

Nos da un paseo mientras me halaga y nos va mostrando las instalaciones perfectas, amigables, que parecen diseñadas por el mismo Walt Disney antes de entrar en la nevera. Todo es primoroso y tú, que tienes hormonas rosa alborotadas, lo ves de ensueño todo.

Cuando ya no quieres embelesarte más, porque te está invadiendo esa sensación rara de cuando ves un bolso en una vitrina y sabes que es mejor no saber lo que cuesta, ahí entiendes que ya estás en la boca del lobo y no hay vuelta atrás. Tomas valor y te decides a hacer la gran pregunta… -Ajá, y esto al mes… más o menos está en cuánto? y esa Directora afable te mira comprensiva y te dice que por tan dedicados cuidados a tu bebé sólo pagarás... lo mismo que por el alquiler de tu apartamento más el bolso de Gucci de la vitrina.

-Ohhh… Y justo ahí, en ese momento, después que te explicó que hay calefacción en el piso para que los niños que gatean no les dé frío... la dulcísima y sonreída Directora se transforma en el Lobo Feroz de la Caperucita Roja, quitándose definitivamente el disfraz de abuelita (que por cierto hago un pequeño inciso para comentar que esa parte del cuento de Caperucita está muy cogido por los pelos, porque un lobo con dormilona no parece una abuelita jamás y nunca, pero bueno, todos nos lo hemos tragado en su momento) El caso es que aquella mujer se despojó de todo atisbo de dulzura como de si un sombrero se tratara y nos suelta que en qué cabeza cabe buscar un centro a estas alturas! Que ya te puedes ir olvidando, niña, que está todo lleno, y que ese, que además está decorado por Walt, no tiene ni Lista de Espera. Adiós!

Ahí no entiendes nada, porque eso te lo ha podido decir en la puerta, sin sonreír y sin preguntar siquiera si estás embarazada, no? No sé si lo hacen con el automático, o es para que te jodas de un golpe o para qué es exactamente… pero la cosa fue tal cual como lo cuento y con Mary de testigo.

Si lo piensas, comparándolo con ese bolso Gucci de la vitrina, esto es aún peor, porque al menos el bolso no te lo compras porque no tienes dinero, pero imagínate tú que entras en la tienda y después de que te lo pruebas, te miras en el espejo etc, la vendedora te dice: te queda bello pero a ti, no te lo vendemos. Punto. ¿Sería raro no?

Dándole una oportunidad al sistema, pensamos que la loba esta era un caso particular y que a lo mejor yo había intentado en la guardería más difícil, en fin. Así que fuimos a la siguiente de la lista y ahí conocimos a otra loba, sin el disfraz de abuelita, que te recibía en la puerta y allí te despachaba directamente. Ya es tarde!

Nos fuimos a casa sin entender muy bien cuándo exactamente era el momento en que tenías que buscar colegio. Si ya estás buscando antes de tener el bebé, qué es lo anterior? ¿Antes de quedar embarazada? ¿Antes de casarte? ¿Cuándo? A lo mejor lo ideal es que cuando tu mamá te inscriba a ti, ya vaya reservando el cupo para tus hijos, no?. Pablo estaría inscrito en el TEC de mi infancia y no tendríamos este problema!

Bueno, empecé a despertar a la realidad que se me venía encima. Tener los hijos no es lo difícil sino todo lo que los rodea. Quedó claro que ya, con un bebe de 4 milímetros te tienes que poner el puñal entre los dientes y lanzarte contra colegios, educadores, entrenadores y lo que venga en la frenética carrera por la adecuada formación de tu pequeño.

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