En mi reiterado análisis de si soy normal o no y el alcance de la auto estima en caída libre, encontré muchas cosas en qué pensar.
Leí por ejemplo que en Japón se mata tanta gente en las vías del tren subterráneo, medio de transporte exageradamente usado en ese país, que la empresa del Metro (Japan Rail?) decidió cobrarle los gastos de la limpieza del área a la familia del suicida después del trágico evento.
Lo primero que debo decir es que yo jamás me mataría (dejo esto aquí reflejado por si hiciera falta para alguna investigación criminal). Mi vida no tiene nada de particular pero eso no significa que a mí no me guste, me encanta como es. De todas formas, un suponer, si me suicidara -que repito, jamás haría, si me morí, que investiguen- no lo haría en el metro!
El metro ya no es como antes que si te lanzabas estabas electrocutado y chao pescado. Eso lo quitaron hace rato porque incluso pasó que alguno que no pretendía acabar con su vida y lo que andaba era despistado, quedo achicharrado sin remedio.
Cuando las cosas eran así, el tema se resolvía de forma simple. Las luces titilaban un poco, sacabas al tercio en un dos por tres, pasaba el tren como si nada y todos contentos.
Se ve que ante lo sencillo del proceso, la población suicida determinó tácitamente la efectividad de tirarse sólo dos segundos antes de que pase el vagón que viene a velocidad de vértigo.
Como ese efectivo método se convertía en una cochinada considerable que trascendía el drama mismo, los trabajadores del Metro manifestaban una gran incomodidad, entonces pusieron esta norma tan novedosa de cobrarles a las familias del protagonista esta especie de fee de cochinada suicida.
Como ese efectivo método se convertía en una cochinada considerable que trascendía el drama mismo, los trabajadores del Metro manifestaban una gran incomodidad, entonces pusieron esta norma tan novedosa de cobrarles a las familias del protagonista esta especie de fee de cochinada suicida.
Evidentemente a nadie le gusta hablar de eso, pero un cristiano que se lanza contra un tren en marcha explota literalmente y por dentro, se sabe, todos tenemos unas asquerosidades que manchan cantidad.
El tema es que después de un acontecimiento de estos todo queda pringado. Es una puercada de límites insospechados y para que el metro siga funcionando rápido, en Japón todo marcha así, tiene que salir de emergencia una cuadrilla de limpieza de veintitantos, armados hasta los dientes con cepillos, detergentes desinfectantes y cuanto implemento de limpieza radical hay.
En fin que yo, que no resalto por tendencias particulares ni sospechosas, quiero acotar que aunque jamás me suicidaría, si lo hiciera creo que es desconsiderado de mi parte dejarle a la familia la deuda de adecentar el sitio!
No hay comentarios:
Publicar un comentario