Después de escribir sobre aquel genio que me hizo ver que
soy la persona más común sobre la faz de la tierra, me he quedado pegada con
el análisis sobre si de verdad soy como me veo.
Y he concluido que sí. Por esto y habiéndole dado muchas
vueltas, siento la necesidad de explicarles a esos seguidores insensatos que me
azuzaban a evaluarme de otra forma con sus comentarios, el por qué yo lo veo de
esta manera.
Por supuesto que agradezco infinito sus halagos y si me
callara esta historia, todas esas buenas personas podrían seguir creyendo que
tengo el “don”.
Pero ojo, no sólo me falta el don, tampoco tengo el
esfínter que trae naturalmente el escritor que filtra lo que se le pasa por la cabeza.
Desde niña me gustó escribir, fundamentalmente pendejadas
variopintas: cartas, arrepentimientos de boberías, pedideras de perdón,
reflexiones (esto, lo que menos). De pequeña mis escritos iban y venían, como
media humanidad infantil, pero en los míos había una particularidad: yo mentía
salvajemente cada vez que agarraba el lápiz.
Estoy hablando de cuadernos y cuadernos que nadie lee ni
leerá jamás salvo yo misma! Relataba al
detalle situaciones y hechos de mi vida que eran pura falsedad. Historias de
sitios exóticos donde había estado, experiencias asombrosas que había tenido,
personas que me tropecé en mi vida y de las que había aprendido tanto, bla bla bla... Todo inventado.
¿Estamos hablando entonces del germen de una futura
escritora o de una habladora de güevonadas en evolución?
Después de mucho cuento falso, mucho amor intenso que no
existía, mucho beso que había sido un roce casual y de salir del idilio de ser
niño, descubrí que la realidad es fascinante tal cual se ve y que te da material
suficiente para escribir un Best Seller tras otro. No hace falta inventarse un Howards, para encontrar grandes
historias. Que oye, este mundo de Howards le quedó estelar a JK Rowling, pero
ella no es normal, ella es la súper escritora.
Evolucioné de niña en mujer, de mentirosa a presunta escritora
y poco a poco transformé esos cuadernos en cartas, después en notas, en postales
y finalmente en e-mails.
Aquí mi vida dio un salto de esos que se notaría mucho si
pudieras graficar tu vida como un electrocardiograma. Cuando del papel que
nadie leería jamás caí en manos de la World Wide Web perdí totalmente el
control de lo que escribía. Es lo que tiene la Red.
Cuando llegué a esta fase, mis cuentos rodaron como una
piedra cuesta abajo, indetenibles en el entorno familiar. Que si tu tía se quiere enterar, que si mándaselo a nosequiencita, tú no te acuerdas
de ella pero te cargó en sus brazos nada más nacer, tu primo no está de acuerdo
con lo que dices aquí, que lo sepas… Todo así, descontrol total.
Asumiendo entonces que la red me tenía en sus manos, hice
lo de siempre, abrí los brazos y me lancé al vacío: abrí el blog.
No recomiendo a nadie lanzarse al vacío por cuatro
halagos, sé que es un error (que yo no paro de cometer).
Ya me había tirado antes así sin ver, cuando hace mucho creí
tener el don de la repostería. Resulta que yo hacía unas tortas riquísimas que
me crearon gran fama entre tíos, primos y allegados. Me lo creí, monté una
pastelería y quebré en un pestañear con las tartas, los croissants y todos mis
ahorros adentro.
Pero como yo soy de tropezarme con la misma piedra tantas
veces como esta se me atraviese, lo hice de nuevo. Recibí lisonjas de los
cercanos y respondí con el blog.
Este, a diferencia de la pastelería, es gratis y mi
familia se ve un poco menos afectada.
Llega entonces el fulano blog a mi vida y no es ni muy
bueno, ni muy malo, ni muy relevante, no tiene muchas lecturas, ni pocas
tampoco. Es un blog, punto-pelota.
El blog es como el resto de las cosas de mi vida. No significa eso que mantenerlo no me saque lágrimas de sangre cada vez, una
cosa es que sea normal y otra muy distinta que no me cueste un trabajo enorme.
Me da alegrías cuando alguien me dice que lee lo que
escribo y que le gusta. Es como a los
actores, que los mantiene el aplauso del público aunque esté compuesto
por sus primos segundos, como en el caso de esta menda.
Tiene su magia, entro y veo que hay trescientas entradas en
un post y entonces súbitamente me trasmuto en Stephen King con miopía aguda y
todo como él, y escribo y escribo sin parar.
Subo como la espuma y en cuanto la realidad me golpea la
cara me hundo más rápido que mi hijo Andrés cuando se tira a la piscina. Plomo
puro.
La realidad es que 300
visitas por post son caca de perro. Gracias a mi moderno trabajo, el de verdad,
por el que me pagan, descubro a unos personajes llamados: Blogueros, YouTubers y Twitteros
que por lanzar un mensajito con ciento cuarenta caracteres, un video diciendo sandeces
o un artículo dónde descubren el agua tibia, cobran una pelota de dinero. Cantidades
que yo no he visto ni cerca salvo en deudas, la de la pastelería sin ir más
allá.
Desde el fondo entonces veo claro que no soy una escritora
en ciernes.
Está otra cosa. No se puede ser escritora sin método y
mi método es no tenerlo.
Escribo a cero por hora, se me ocurren treinta cosas y
escribo dos, además en unas condiciones que me da un poco de vergüenza contar.
Pero por aquello de la falta de esfínter, ahí voy.
Todo escritor que se precie tiene un cuaderno, libretica,
taco de post-its, grabadora u otro cachivache para cuando le llega la gran
idea. Yo no tengo eso, lo primero porque no me llegan grandes ideas, y si se me
ocurre alguna y quiero anotarla, entonces lo hago en un lugar que decreto instantáneamente
como mi: “banco de ideas geniales” de ahí en adelante y para siempre.
Lo que termina pasando es que no sé dónde lo anoté, no lo
vuelvo a ver y a la próxima idea, me invento un nuevo “banco de ideas geniales para
siempre”.
Y así voy, dejando ideas que no significan nada en
lugares perdidos.
Por si fuera poco organizado el sistema, ya cuando me
decido a escribir me visualizo escribiendo como los escritores de la tele: en un
desván con grandes ventanas y cortinas transparentes y luz de otoño, una
máquina de escribir, un cenicero lleno -en
la imagen, fumo-, muchas ideas en mi cabeza y un imparable tac, tac, tac de
la Olivetti plasmando mis pensamientos geniales.
A veces soy más realista y entonces digo: no tengo
desván, las máquinas de escribir son de hace dos siglos y tampoco fumo. Pero me
voy a sentar en mi escritorio delante de mi ordenador y voy a escribir esta
gran cosa que se me ocurrió. Además mi familia sabe lo que estoy haciendo y
respeta ese momento sublime de creación. Mi marido me trae un café con espuma
para que no pierda el ritmo levantándome y le recuerda a los niños que no hagan
ruido, que “mamá está escribiendo”.
Todas estas fantasías me pasan por la cabeza antes de
sentarme a escribir. Tú fíjate ahora donde habrá quedado la idea original con
tanta historia por delante.
La realidad es que escribo en mi Blackberry de 1983, último ejemplar que sobrevive y que me
pertenece. Es un cacharro que cada tanto me dice: “memoria insuficiente”, la “r” no marca, los puntos se disparan veloces
e indetenibles, no puedes descargar ninguna aplicación y las fotos tienen unos seis
pixeles, parecen tomadas por un ATARI.
Pues yo voy con mi Blackberry escribiendo entre un semáforo y otro, a veces en el autobús mientras con un brazo me engancho a algo para no salir disparada a cada frenazo. A veces aprovecho cuando soy copiloto, ahí avanzo más porque afortunadamente Ricardo no espera que le dé conversación. Creo que de hecho, agradece mi silencio aunque mienta al respecto, cosa que le agradezco yo a él.
Sí que tengo PC (no Mac, eso no) claro que tengo. Es más,
tengo dos! Uno en casa, que está y no
está porque siempre se encuentra pendiente de alguna suerte de reparación:
necesita más memoria, es hora de cambiar la tarjeta madre, el ventilador se
atraca, la fuente de poder, y así… Es
como un primo bobo que tenemos en casa, no presta ningún servicio pero hay que
tenerlo. Encima en la sala, ocupando espacio
También tengo un laptop y sólo tiene dañada la barra
espaciadora, es decir mis textos quedan así:
Comoteibayodiciendo,escomplicadoestodeescribirsinquesesepareunaputapalabradeotra,asies,dijeputa.
Bueno pues de lo mejorcito que tengo es mi blackberrita
que tiene los días contados.
Todo este lío para escribir dos ideas que logran avanzar
con dificultad a través de todos los obstáculos previos al papel.
Mi amigo Nacho, que es un escritor como Dios manda, me
dijo hace un montón de años: "escribe
mucho, que primero tiene que salir la basura para afuera, antes de que salga lo
bueno" Ha sonado un poco rara la frase y es porque en realidad él dijo
mierda, no basura.
¡Tendría que hacerle caso!, a mí me gusta escribir y
tengo un escritor de amigo del alma que me aconseja! Sinceramente, Nacho sabe de
lo que habla y yo que hago? Como si no fuera conmigo.
Escribo con la estricta metodología descrita. Cuando
tengo algo, lo guardo un tiempo, lo vuelvo a sacar, lo reescribo, lo corrijo,
lo arreglo, lo vuelo a dejar en reposo. Lo desempolvo una tercera vez, lo vuelo
a leer, no me gusta, lo guardo, lo saco,
le cambio cosas y cuando digo "está listo" todavía le doy unas
cuantas vueltas más.
Lo único que tengo de escritora es Diógenes de textos.
Por lo menos tengo quién vigila mis desvaríos y no deja
me quede en la calle del todo:
-Yo no diría eso-, -mejor
quita aquello, está gracioso, pero vale la pena el divorcio? … piensa en los
niños-, -si cuentas eso de las madres del cole a Pablo le van a hacer bullying- y así va moderando mi falta de
recato con la vida privada.
Tengo los medios, pero definitivamente me falta el Don.
Y así como funciono para poner este texto aquí, para todo
lo demás.
Soy una madre de pena con unos hijos de película, soy una
trabajadora de primera con un salario de cuarta, soy una escritora justita con
un Blog que al menos a ti te gusta… En fin, equilibrio en estado puro.
Es así como esta adicta al aplauso de sus 300 fieles
seguidores llega a esa conclusión de que no le molesta en lo absoluto lo normal,
normalísima que es.
No tengo el don de la escritura, tampoco el de la
repostería y probablemente me seguiré lanzando al vacío cuando me halaguen. Quizás
escriba bien y de un trazo cuando cumpla sesenta y cinco, a lo mejor tendré una
Olivetti y una ventanas luminosas con cortinas movidas por la brisa y seré tu
amiga, la escritora del desván.
Estoy dentro de las 300 o debo ser el 301? jajajajajajaja recibe mis elogios de una que sí, ni p... idea de escribir.
ResponderEliminaramiga lanzate de una vez y agarra todos los emails y las historias del blog y publica un librito... yo lo compro pa mi y de regalo
ResponderEliminarEres lo maximo amiga, te amoooooooooooooooo
ResponderEliminarCreo que estoy en los 300... o no, pero AFIRMO que disfruto mucho cuando leo lo que escribes.. me río, me trae muchos recuerdos y en fin, me haces pasar un rato feliz... Así, puedes agregar que una amiga de tu tía, más bien parte de la familia -como me siento - es una de tus lectoras ¨fans¨... Poder disfrutar de tus historias, nos hace estar más cerca ...besos.
ResponderEliminarYo soy Nacho (el amigo que menciona Vivi). No se si puedo decir que soy "un escritor como Dios Manda", pero sí puedo decir con toda seguridad que, aunque ella se empeñe en no reconocerlo, Vivi tiene el "don". De hecho, qué importa el "don", las musas y la inspiración divina, cuando lo que dicen por ahí es muy sencillo: "los escritores escriben". Punto. Así que ya solo el publicar este blog (excelente por cierto!) te convierte en escritora.
ResponderEliminarEn cualquier caso, nada de lo que yo o cualquier otro pueda decirte, hará ninguna diferencia porque escribir es una adicción, y una vez que comenzaste nunca podrás dejarla, a menos, claro, que encuentres otra adicción como la adrenalina por ejemplo, aunque conociéndote por ese lado no hay riesgo porque lo más extremos que has hecho en tu vida fue manejar el Tucán del 82 por la Caracas-La Guaira.
Hazte el favor (y haznos también el favor a todos los que leemos este blog que muy pronto debería convertirse en libro) y sigue escribiendo... Porque la "mierda" dejó de salir hace rato.
Un beso,
n.
Me voy a comprar una libreta de ideas geniales mañana mismo!
EliminarQuizá tu don sea escribir de cosas cotidianas y que el resto de la gente que somos tan normal como tú nos sintamos identificados con parte de lo que cuentas :)
ResponderEliminarA mí también me encanta la repostería y más de una vez me han dicho que me dedique a ello, pero con tanto concurso de cocina te das cuenta que eres una mindundi y que lo que ocurre es que tus amigos no han hecho nunca un huevo frito, con lo que cualquiera de tus tartas les parece una proeza. Aprenderé de tu experiencia y seguiré con mi trabajo (el de verdad).
Me ha hecho muchísima gracia lo de que Ricardo te diga "-si cuentas eso de las madres del cole a Pablo le van a hacer bullying-". Me gustaría saber qué estabas pensando contar, o igual tengo alguna idea :D
Por último, como "banco de ideas geniales" quizá podrías usar notas en tu blackberrita (MemoryPad creo que se llama en BlackBerry, pero igual tienes que buscarlo con el buscador, que a mi no me sale en el menú habitual). Yo no escribo, pero uso las notas de mi Samsung porque la edad empieza a hacer estragos con mi memoria y así anoto las cosas que me vienen a la cabeza en un momento dado. Por ejemplo, a veces veo algo y se me ocurre que sería un regalo estupendo para el cumpleaños de alguien, pero si no lo apunto, cuando llega el momento no paro de pensar qué era aquello que vi, que ssabía que le encantaría, y que ya no recuerdo. O me escribo una lista de cosas que no me puedo olvidar para un viaje con los niños para revisarla antes de salir, porque siempre me dejo algo...
En fin, sigue avisándome de lo que escribas, que creo que ya tienes 301 :)
Besos,
Bea
Hola Vir! Tarde, pero mejor que nunca... Gemma, la hermana de Blanca. Tenerlo o no tenerlo (al don, me refiero...) depende de mil cosas, de lo que opinen los demás, de la oportunidad del tiempo y del espacio en el cual escribes, de lo que opines de ti, de eventualidades sin fin. Lo importante no es tenerlo, es sentir que lo tienes. Y si entre todos tus fans te ayudamos a ello...seguirás escribiendo y al final, un día, recopilarás tus "recortes de vida", saldrás a la calle y triunfarás. Un beso,
ResponderEliminarGemma
Buen post, me gustó.
ResponderEliminarPues a mí me gustó leerte!!! Tienes ese "don" y tanto que lo tienes.... Ánimo y consigue tu sueño! Tienes lo primordial para conseguirlo: "sentirlo"
ResponderEliminarMe gustó leerte! Tienes ese "don" y tanto que sí! Ánimo y a por tus sueños :-)
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